Kepler 78b es un planeta muy similar a la Tierra. Por tamaño y masa es algo superior, pero su composición de hierro y roca debe ser casi la misma. Dicen los científicos que es el planeta extrasolar más parecido a la Tierra que se ha descubierto y está a 400 años luz de distancia de aquí. ¿Habitable? Rotundamente no: está tan cerca de su estrella que la temperatura allí debe andar entre 3.000 y 5.000 grados centígrados, un auténtico infierno. Da una vuelta completa alrededor de la estrella cada 8,5 horas (unas 20 órbitas a la semana), en lugar de los 365 días que tarda la Tierra en dar la vuelta al Sol, y acabará destruido por su propia estrella dentro de 3.000 millones de años. De momento, lo importante para los astrónomos es que Kepler 78b es el exoplaneta más pequeño del que se ha podido determinar con precisión la masa y el radio –y a partir de estos parámetros deducen la composición-. Además, es un paso más hacia el futuro estudio de objetos de este tipo que sean auténticos gemelos de la Tierra e incluso en un entorno más templado.
El planeta en cuestión es uno de los 2.740 candidatos que halló el telescopio espacial Kepler antes de estropearse y quedar inutilizado para lo que había sido diseñado: buscar planetas extrasolares vigilando 150.000 estrellas parecidas al Sol para detectar cualquier disminución transitoria de su luz que pudiera indicar que un cuerpo en órbita se cruza por delante del astro en la línea de visión desde la Tierra. Kepler 78b está en órbita de una estrella algo más pequeña y más joven que el astro del Sistema Solar y el paso por delante del planeta atenúa su luz en un 0,02%.
“Este planeta se descubrió recientemente y estaba claro que tenía un diámetro pequeño (tipo terrestre) y con un periodo orbital de ocho horas y media”, ha explicado a EL PAÍS Emilio Molinari, director del TNG y uno de los autores de la investigación. “Así, Kepler 78b era un candidato muy interesante y los dos grupos que tenían a disposición un instrumento adecuado [para estudiarlo] enseguida se metieron [en las observaciones], así que no es casualidad [que estemos los dos grupos], sino un seguimiento de un candidato prometedor”.Kepler 78b es un 20% más grande y un 69% más masivo que la Tierra, según han medido Howard y sus colegas, incluido Geoffrey W.Marcy, uno de los grandes especialistas mundiales en la caza de planetas extrasolares, y Roberto Sanchís-Ojeda, astrónomo del MIT que anunció el descubrimiento del planeta en cuestión el pasado verano. El otro equipo, liderado por Pepe (y con la participación de Michel Mayor, descubridor del primer planeta extrasolar y gran competidor de Marcy) fijan el radio de Kepler 78b en 1,16 veces el de la Tierra y su masa en 1,86 masas terrestres. Con estos valores, estiman su densidad en 5,57 gramos por centímetro cúbico, “que es similar a la terrestre e implica una composición de hierro y roca”, escriben estos investigadores en Nature. Para los estadounidenses, el radio de Kepler 78b es 1,20 el de la Tierra, la masa 1,69 y la densidad 5,3 gramos por centímetro cúbico. Para intentar explorar la estructura interna del objeto, explican Howard y sus colegas, han utilizado un modelo sencillo de núcleo de hierro rodeado de un mando de silicatos y obtienen un 33% del primero y un 67% de rocas. Con una temperatura entre 3.000 y 5.000 grados centígrados, cualquier atmósfera gaseosa que hubiera podido tener en algún momento Kepler 78b se habría evaporado hace mucho tiempo.
Efectivamente, tras el hallazgo con el Kepler, había que ponerse a estudiar el planeta con instrumentos astronómicos que proporcionaran más información sobre él. Los estadounidenses recurrieron al Keck I (de espejo principal de 10 metros de diámetro) y su espectrógrafo Hires, mientras que Pepe y sus colegas han aprovechado la instalación en el telescopio Galileo (de 3,57 metros) de un instrumento muy apropiado para estudiar planetas, una versión del Harp que funciona en un telescopio del Observatorio Europeo Austral, en Chile, para rastrear la bóveda celeste Sur y que, el año pasado, se estrenó para el cielo del Norte.
Kepler 78b forma parte de un nuevo subgrupo de planetas que tardan menos de 12 horas en completar una órbita completa, recuerdan Howard y sus colegas. Son cuerpos pequeños, entre una y dos veces el tamaño de la Tierra.
Tan cerca está Kepler 78b de la estrella, que desde su superficie, se debe ver el astro como un inmenso disco ardiente ocupando la mitad del cielo desde el horizonte al cenit, señala Deming.
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