Madrid
(EFEverde).- Las crisis en los niños con asma infantil -uno de cada diez- se
agravan en esta época del año como consecuencia de la contaminación, según ha
alertado hoy la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergia y Asma
Pediátrica (Seicap).
El frío
seco favorece un aumento de los niveles de contaminación. Un estudio realizado
en Barcelona y publicado en octubre en la revista Environmental Pollution ha
permitido comprobar cómo “los niveles de partículas tóxicas son más altos en
los meses finales del otoño, siendo las peores las procedentes de vehículos y
la combustión”.
“Los
distintos componentes del gasoil, así como las partículas de dióxido de azufre
o dióxido de carbono presentes en el aire, agravan la sintomatología de los
niños asmáticos o con alergias respiratorias al actuar como irritantes de las
vías aéreas”, ha explicado el doctor Javier Torres, coordinador del Grupo de
Trabajo de Alergia Respiratoria de la Seicap.
Otra
investigación reciente realizada en diez ciudades europeas y publicada en The European
Respiratory Journal concluyó que “los niños que viven a menos
de 75 metros de una vía pública con mucho tráfico tienen un 14 % más de
probabilidades de desarrollar asma”.
Los niños
con rinitis alérgica al tener obstrucción nasal y respirar por la boca no
filtran el aire y también pueden empeorar ante este tipo de irritantes. El 9 % de los menores de 5 años y entre el 20 y el
30 % de los que tienen de 13 a 15 años padecen esta alergia respiratoria, según
datos de la Seicap.
La
contaminación interior también puede agravar los síntomas por la acumulación de
ácaros de polvo. “En épocas de bajas temperaturas están más concentrados en las
casas, porque tenemos la calefacción alta y ventilamos menos”, ha expuesto
Torres.
Asimismo, influye la humedad relativa ya que los
ácaros proliferan con temperaturas próximas a los 21 grados y una humedad del
60 %.
Sin
embargo, ha advertido, tampoco los ambientes secos son buenos para estos niños,
ya que la sequedad de las vías aéreas es perjudicial.
El
pediatra alergólogo ha hecho hincapié en que la inhalación de vapores
procedentes de calderas de gasoil o del humo del tabaco, “más concentrado en
esta época al mantener las casas más tiempo cerradas son bastante dañinos para
los asmáticos”.
El otoño
es “sin duda”, para Torres, “la peor época para estos niños ya que es una época
que además coincide con cambios de temperatura y más humedad lo que eleva el
riesgo de infecciones que también repercuten de manera más agresiva en ellos”.
EFEverde